Soñó la débil cerilla
Ser lumbre, ser fulgor
De legiones de olvidados
Más su destello se extinguió
Entre dádivas y sangre.
Se dispuso la grácil cometa
Ser senda, ser Norte
De parvas de indignados
Y al doblar la esquina
El carretel y la ira yacían olvidados.
Aspiró el excelso
cóndor
Ser escudo, ser emblema
De territorios devastados
Al escalar su primera cumbre
Por propios y foráneos fue confinado.
Pretendió la nimia gota de rocío
Ser torrente que nutre la savia
De orquídeas y cipreses
Más con petróleo, carbón y oro
El parco arroyo era contaminado.
Anheló el recio temporal
Lavar tierra y conciencias
Amaneció y la borrasca
Una triste brizna le acariciaba.
Deseó el hombre ser fundamento
Ansió la mujer ser simiente
La palabra fue el pregón
Que de las cadenas los liberó.
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