Afuera
la bóveda celeste está plagada de luceros.
Detrás
del dosel,
La
noche es más negra y más profunda,
Más
noche.
Los
recuerdos aturden
¿Son
tus palabras traídas por el viento, voces que besan?
¿O
son dagas mortales que se clavan en el pecho?
Descorro
el velo,
La noche continúa más impávida y sensual allá en el
malecón.
Qué
soy sino naufrago de una borrasca que te ancló a mi lecho,
Un
puerto más en el itinerario de tus azarosas pasiones.
Un
viejo lobo de mar nunca encalla,
Proclamaste
diáfano a los siete mares.
Y
al partir solitario entre turbulentas olas
El
errabundo Poseidón
Había
abierto heridas de sal en mi costado.