sábado, 14 de diciembre de 2013

LOS DOMINGOS (POESÍA)


Leer el periódico, criticar las políticas del gobierno, servir el chocolate hirviendo y compartir en la mesa las últimas noticias mientras pongo el queso en el pan como cuando era niña y hacia sopas, siempre cada domingo cuando no íbamos al trabajo y el descanso a tu lado era sagrado.

Pensar un menú, pedir una carne, una ensalada o una pasta, tranquilizar la espera del almuerzo con crucigramas y después dejar los platos revueltos porque nadie sabe cocinar como Mary; ir por helados de coco o salpicón de sobremesa y darle a Apolo el suyo, siempre cada domingo cuando no íbamos al trabajo y el retozo de la tarde se prolongaba entre abrazos.

Planchar tres vestidos, dos pantalones y cinco camisas, recalentar los restos del almuerzo que así saben mejor, alistar los libros y cuadernos y entrada la noche llamar los hijos, dos primos, una hermana  y a mi madre, siempre cada domingo, cuando descansábamos y nos preparamos para una semana más de labores.

Hoy no hay trabajo, soy una más cesante y ya no espero nada en los domingos.