Como una ráfaga intempestiva de viento en la cara
el amor me atraviesa
recordándome que la vida merece vivirse
si es con intensidad
bien a la mitad del camino o ya en las postrimerías,
no soporta esta pasión desmedida caricias mediocres
la piel es una hoguera que arde sin lugar a cenizas
se aviva con besos prohibidos
con el arrebato de palabras sin sentido,
pronunciadas en tropel
entre jadeos que surcan la luna
y se pierden bajo la almohada,
los juramentos con tantos abriles son falaces
y están proscritos
las miradas son cómplices
y expugnan con ansía la espalda o arriba del tobillo,
se corren riesgos
se apunta al corazón
que es ferviente en la madrugada
y al anochecer traicionero,
se ama a fondo
o no tendría sentido este dolor
que empieza a calcinar
hasta los huesos.