Qué fantasmas
rondaron tus noches
Y poblaron de
miedos tus infantiles sueños,
Qué bestias
cabalgaban sobre tus hombros
Haciendo más pesada
tu orfandad,
Qué profundos
abismos te convocaban
Preso ya de la
tristeza,
Qué fuerza
descomunal aplastaba
Tu frágil
mansedumbre,
Qué hondos pesares
te agobiaron
Nublándote el
último resquicio de luz,
Qué batallas
internas carcomían tus entrañas
Que encadenaron tu
alegría
Y ahora también la
mía?
De insospechados
laberintos emergiste
Con las alas rotas
subiste alto tan alto
Como se puede
llegar en medio de las tribulaciones
Un vuelo único en
solitario emprendiste
Convertiste en
fuerza la fragilidad de otros días
Y ya nadie pudo
contradecir tus pasos
Tu espíritu
libertario danzó con el viento
Y hoy se pasea
altanero
Por las calles de
tu natal terruño.