lunes, 29 de julio de 2013
viernes, 19 de julio de 2013
jueves, 18 de julio de 2013
LA PROSTITUTA (Poesía)
La que llaman prostituta
Deambuló por sórdidos rincones
Consumido el carretel
Proscritas las caricias
Agotada la alegría
Inerte el abrazo
Silenciada la palabra
Extraviada la mirada
Desterrada la risa
Muertos los labios
Ausente la aventura
Lleva heridas en el alma
Imposibles de curar.
La que llaman prostituta
Nunca rompió sus cadenas
Sólo la vejez la liberó de ataduras
Ahora avanza con paso sereno
Marcha en busca de sosiego.
Sendas insospechadas acuden a su encuentro.
domingo, 14 de julio de 2013
TIERRA MANCILLADA (Poesía)
Sucumbe
la noche desgarrada por los miedos y llora el alba,
Se
agitan las palabras y mueren en susurros bajo las sombras pavorosas,
Trinan
los turpiales y su canto enmudece entre notas destempladas,
La risa
fácil de niños se ahoga pronto amordazada en sus caritas inocentes,
Lechos
tibios de amor ahora yertos abandonados por viudas tempranas,
Frutos
a punto hoy se marchitan entre los lacónicos lamentos de un
perro hambriento,
Fogón hecho
cenizas, indelebles rastros de condenas inmerecidas.
Columnas de
desplazados, desterrados de su propia tierra,
Desesperanza hecha
hombre, desolación hecha mujer,
Voces truncadas, clamores desoídos,
Moradas solitarias,
nidos vacíos,
Sollozos amargos,
silencios perpetuos,
Sembradíos
olvidados, sueños convertidos en quimeras,
Caminos sin
retorno, existencias miserables.
Seres infames
hieren la sierra, hieren el llano.
Sangra bajo el
ocaso la tierra mancillada.
ACCESO DENEGADO. (Cuento)
Llevaba semanas preparándose para la llegada de aquel momento,
pero ante la inminencia del encuentro entró en un estado de excitación
desconocido hasta entonces para él. Antes de ir en su búsqueda
borró de su lecho las huellas de sus otros amores, y se dispuso a
escoger algunas notas musicales que hechizaran aquel ambiente mustio de
la tarde, eligiendo con cierta prisa una fusión de ritmos árabes y
portugueses y se sumió en un infatigable rastreo.
El reloj marcaba las 5 y 50 de la tarde, consideró
que la fortuna estaba con él, pues encontrarla a esa hora, en medio de
aquella congestionada avenida, había sido cuestión de unos cuantos minutos nada
más; el portal a diferencia de otros días parecía estar poco concurrido. Con un
dejo de burla recordó las publicaciones adquiridas una década atrás con los
escasos ahorros de hambres insatisfechas en la escuela, y
convertidas luego en cenizas por su madrina de la capital, donde fue a
vivir, desde cuando su padre lo matriculó para que continuara sus estudios
secundarios. E s t o e s o t r a
c o s a, se repitió nuevamente y por primera vez no experimentó
rencor alguno hacia su madrina.
Había dedicado jornadas extenuantes en su búsqueda, lo
obsesionaba el poder contemplarla sin que ella lo descubriera, y
ahora al tenerla frente a él no pudo dejar de sentirse turbado; se
acomodó estratégicamente y apretó con más fuerza los dedos. Con una
maniobra casi imperceptible de su mano, logró acercarla y aparecieron ante
sí, aún más grandes, aquellos ojos color miel que por meses
lo habían torturado y una vez más tratando de expugnar su cuerpo, deslizó
los dedos en un desplazamiento que consideró más bien mecánico,
pero en esta ocasión la alejó un poco y la observó en toda su
plenitud mientras le murmuraba como su piel cobriza lo desvelaba de tiempo
atrás, y como cada noche se sentía morir flagelado por aquel par de
trenzas negras que le caían como cascadas sobre su pecho, ese pecho
generoso que se disponía a remontar con la pericia de un
curtido navegante.
Con habilidosos movimientos fue despojando a la esbelta mulata
del velo que la envolvía y que le daba esa atmósfera enigmática,
casi mágica y ya sin afanes optó por cubrirla de nuevo, desde los pies
descalzos hasta sus hombros desnudos con sedas parisinas y organzas orientales,
procurando borrarle ese aire de niña desvalida tan conmovedor
que le había hecho perder la voluntad y que en la soledad adivinaba de
origen virginal. Con la maestría de quien hace
su labor con placer, mezclaba texturas y matices
mientras la mujer de color con ademanes pausados desnudaba nuevamente su
naturaleza y como una efigie resurgía más imponente y terrenal que antes,
sin pudores, solo para él.
Se dispuso a expresarle sus más íntimos sentimientos pero las
palabras le resultaron incomprensibles a sus oídos, ensayó luego
con expresiones románticas que desechó por inadecuadas y en un
esfuerzo último optó por recitarle poemas, que se le hicieron cursis y
sólo atinó a proferir un suspiro cuando la diosa de sus desvaríos
se desdibujaba ante sus ojos y sus sueños se desvanecían. Intentó
en vano no perderla, sus dedos parecían no obedecerle, desesperado probó
todas las posibles opciones, pero todas fueron infructuosas. Una y otra vez
el mensaje fue el mismo: “ Problemas en la red, intente su conexión
más tarde”.
sábado, 13 de julio de 2013
jueves, 4 de julio de 2013
PENUMBRAS. (Poesía)
Sombra amante de la noche
Refugio ignoto de furtivos
encuentros
Te acecho plácidamente
moribunda
Y con tus silencios te
haces cómplice de mis ardores.
Pasos ligeros se enrumban
Las sombras
Y mi pasión confabulada
A lechos inmaculados
puntuales arriban.
Cuerpos fervorosos ensayan
extrañas figuras
Y en su ritual se cubren
de añejos olores.
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