El
tierno pan de espigas
que dorara
el sol
fue
horneado
con
el amor de mi madre
mientras
su risa
se
apostaba
alrededor
de la mesa
donde
ahijados, hijos y amigos
puntuales
se congregaban
a
unos les procuraba vino
a
otros el hambre les espantaba
y
al mayor de los hijos
de
utopías alimentaba.
Las
calendas volaron
los
críos partieron
la
abuela de todos
espera
al hijo ausente
por
un abrazo
viene
posponiendo su muerte.
El
caserón y la anciana languidecen
un
gato que da vueltas sobre el regazo
de
su corazón en ruinas se compadece.
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