Ayer.
Voces huérfanas
extraviadas en el tiempo
Inertes ademanes sin
destinatario cierto
No es fecunda la noche ni
la siega
Y el solitario se derrocha
en el aposento.
Hoy
Arden en brazas las
palabras
Se transfiguran las manos
Y vuelan hasta tu centro
mis sueños
Convertidos en lava que
libera y cautiva.
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