Un nudo ahogaba
sus amaneceres
enjugaba hilos
de sangre
con lágrimas de
impotencia
mientras las
palabras se le atragantaban
en una rabia
sorda.
No masculló de
dolor
por los puños
destrozados contra la pared
mascullaba de
dolor por sus padres,
cómo duele la
injusticia se decía
cómo duele el
hambre de los viejos
cómo la casa
que se apropió el banquero
la sevicia del gendarme
y los chicos de
la calle sin abrigo.
Fue por treinta
pesos
treinta pesos
de un boleto,
titularon los
diarios oficiales
una vez
encendida la hoguera libertaria.
Más no fueron
los treinta del boleto
fueron tres
décadas
treinta años de
silencios rumiados
treinta años de
coraje reprimido
de sueños
miserables
de promesas
burladas
fueron décadas
de saqueos
que los
Chicagos Boys
infamemente
orquestaron.
Y Chile en
fiebre ardió.
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