martes, 19 de julio de 2016

DECREPITUD



A los veinte
se recomponen los huesos
como de los cataclismos del amor
las venas rotas,
el vaso espumoso discurre
entre las pírricas victorias y
la desnudez plena,
igual se le hace piruetas al destino
o se apuesta a la ruleta
porque el miedo es de porcelana
y la muerte es solo una escaramuza,
y es que el tiempo no pesa ni duele
aunque plagado esté de feroces cicatrices.


A lo lejos alguien teje recuerdos para la vejez,
los periódicos anuncian el escándalo de turno
mientras las manecillas del reloj
giran sin norte ni sur dando tumbos
señalando que el día se esfumó 
que la noche asoma presta.
Es la decrepitud
que nos ha tomado por sorpresa.


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