Vienes a visitarme
de cuando en vez,
Entre afanes
desbaratas mis huesos viejos
Luego como un
rompecabezas los recompones
Y haces un
brindis por la vejez;
Yo te contemplo
recién hecho
Con alas de Ícaro
Con pecho de bronce
Y corazón de
papel.
El Ícaro despliega
su encanto
Con caricias
impúdicas que laceran mi piel
Y vuelvo a
ser pasión y lumbre sin ser fuego,
Sólo pecado,
Remonta parajes
vedados al acecho
Y soy delirio
y caos sin ser espina,
Sólo arrebato.
¿Y vos qué sois? le pregunto.
Presagio de luna
llena,
Al solitario asisto
Si el metálico sube
a diez,
Confiesa el Ícaro
ya sobrecogido
Porque a esa hora
su propia soledad
Es más sombría que
la mía.
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