Las horas acuden puntuales con su singular
antifaz.
Saluda el día con un mohín el figurín,
En el cenit le afloran las buenas maneras,
La corbata anudada le impone prestancia al
disfraz,
-Un petimetre no soslaya el
pedigrí-
Degusta las viandas sin caer en el pecado;
aún.
Entrada la tarde las acciones de la
bolsa
No han sufrido ningún revés,
El ejecutivo lo celebra con solapado interés.
La luna solitaria custodia las suntuosas
vitrinas
Donde se subastan somnolientos querubines
Y se patentan salvoconductos rosa.
Se estrangula la noche benévola con el
desliz,
Es la hora en que cae la máscara del dandi,
Es el tiempo del soñado arlequín.
Los óleos advierten el goce cetrino del infeliz
Y en el rostro del impúber
Asoma avasallada su candidez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario