El ardor de mis palabras
inundó la sierra
Y ella que escuchaba
acuciosa, las percibió también
Ya no fue solitaria
travesía
Y con la cordillera fuimos
tres.
Nos derrochamos en besos
Nos hartamos de abrazos
Las palabras se nos
atragantaron
Y el horizonte como el
fuego se nos desvaneció recién.
Le prometí prodigarle
caricias
Ella juró reinventarlas para
mí
Ni ella me las prodigó
Ni yo se las reinventé.
De lenguajes estamos
hechos
Y con palabras me resarcí
Por la cordillera se oyen
ecos
Y aún sin caricias
seguimos siendo tres.
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