MANUAL DE INTRUCCIONES

SIN MANUAL DE INSTRUCCIONES

APRENDÍ A IR DESPACIO POR TU VIDA

A DESTERRAR MIS PUDORES

A NO TROPEZAR CON LAS PALABRAS

A   ENJUGARME  EN TU SUDOR

A SOBREVIVIR A TU TIEMPO

A MORIR EN TUS BESOS

A ESQUIVAR LAS MURALLAS DE TUS SILENCIOS

A CALLAR TU NOMBRE MIL VECES

A RESARCIRME DE TU LEJANÍA

A  APOSTARLE A LA SINRAZÓN

A RECONOCERTE EN LA OSCURIDAD

A  IGNORAR TUS  PRETEXTOS

A  PERDERME EN TUS OJOS

A REMONTAR TUS DESEOS

A SUFRIR TUS INSEGURIDADES

A DESCUBRIRTE PALMO A PALMO

A  RESPONDER A TUS MANERAS

A NO SUCUMBIR A TU INDIFERENCIA

A SOÑARTE EN MIS INSOMNIOS

A TOMARME DE TU MANO MIENTRAS LIBERABAS MIS ENTRAÑAS

A COMPARTIR TUS CARICIAS

,A QUE ME COLMARAS DE DESEO;

APRENDÍ A FUNDIRME EN TU PIEL

MÁS NO EN TU CORAZÓN ANCLADO EN OTRO PECHO.

ANSIEDAD

 

ESPERABA CADA ENCUENTRO CON ANSIEDAD,

CON ESA ANSIEDAD PROPIA DE LOS AMANTES

QUE DESFALLECEN DE AGONIA 

EN NOCHES DE LUNA LLENA

DESATANDO PESADILLAS 

QUE SÓLO SE DESVANECÍAN 

ENTRE LOS BRAZOS DEL ANGEL CAIDO

QUIEN LA POBLABA DE INCONFESABLES PLACERES

MIENTRAS LE DESHOJABA EL ALMA.

 

ESPERABA CADA ENCUENTRO CON ANSIEDAD

COMO SI EL TIEMPO AMENAZARA 

CON GIRAR HACIA ATRÁS  

Y SOBREVINIERA EL CAOS EN EL UNIVERSO

 DESATANDO PESADILLAS 

QUE SÓLO SE DESVANECÍAN  

ENTRE LOS BRAZOS  DEL ICARO  DESCREIDO

QUIEN LE DESNUDABA LA ESPALDA

EN MEDIO DE SUCIOS SUSURROS.

ENVIDIA DE LA BUENA

 

Josefina nació un abril hacia finales del siglo pasado

Trabaja de siete a cinco en casas de familia

Las demás horas cocina, lava y plancha para sus hijos

Josefina duerme poco, trabaja todo el día

Imagina a Camelia y Ernesto vestidos de bachiller

Alimenta la esperanza de ver sus diplomas colgar de la pared

Josefina no estudió, tampoco se casó,

No tiene marido, ni cirugías

Josefina recuerda con desgano sus desventuras

Pero no reniega de su destino,

Y se atreve a soñar con una casa de enredaderas,

Josefina no es agraciada, es trabajadora, servicial,

Es excelente madre y de pocas amigas.

Josefina no lee, escucha noticias desde el amanecer

Y es buena conversadora.

Josefina tiene luz en sus ojos y una risa tranquila

Mientras limpia el desorden me detengo a observarla

Percibo que tiene una mirada radiante, tal vez pícara

Josefina canta o habla bajito dá lo mismo

Le escucho susurrar al viento sus penas 

O tal vez una naciente alegría,

Entonces le pregunto por el incierto motivo

Y con su habitual inocencia me responde

Me cuenta que tiene un nuevo amigo para pasar el rato

Será para pasar los infortunios digo para mis adentros

Sólo para pasar el rato, Señora, no me interesa nada serio. 

Sentencia Josefina, como corrigiéndome.

Como envidio a Josefina.

OTRO INFIERNO

 

Apenas se fundían en estrechos abrazos

había quien derramaba su ira contenida en lechos ajenos,

había quien perseguía su senda al amanecer

 y caída la tarde agobiado por la pena

otros caminos lo apremiaban,

había quien aún con el recuerdo fresco de sus besos

deambulaba tras unos labios anónimos

intentando borrar ese aliento de traición

que otra mujer le dejara.

 

No bien a diario, un beso a veces o una mirada

les desataba ese deseo desmedido

que no era propio del amor puro

sino nacido más bien de una soledad impuesta

y de las recónditas encrucijadas de un desengaño,

los dos sobrevivían como en el segundo infierno de Dante

condenados por la razón de la comedia humana

pero decididos a soportar la tragedia de la insensatez de la pasión.

ABRAZO DE SAL

Agua que brotas diáfana

que lavas mis heridas de amor

que en silencio te apiadas de mis congojas

y arrastras secretamente

este dolor que me consume,

 

Agua que es toda río

que surcas mis valles y cavernas

que limpias mis yerros

que purificas mi carne lujuriosa

y mi sangre veleidosa aplacas,

 

Agua que mi paso enturbia

agua que es toda océano

acudo a tu llamado urgente

me entrego melancólica y serena en tu abrazo de sal

me fundo en tus profundidades a perpetuidad

confiada que en tu lecho marino

entre corales y ofiuras

mis penas y quebrantos hallarán remanso.

CRUZADA

 

 

La batalla se fraguó de manera inesperada,

 Y fue épica, aunque no fue una contienda mitológica.

Ésta fue una batalla interior, 

De las que se libran con el corazón en sangre viva

Fue su propia cruzada, 

Intensa y a muerte consigo misma.

 

Al final de la batalla

Había descartado la póstuma soledad liberadora,

Y entre la penumbra ignota

Y la claridad del alba, escogió la oscuridad

Eligió el grito ardiente,

La mirada pagana,

 La boca perniciosa

Los huesos perros

Y los placeres peregrinos.

 

Ante el abrazo cansino

Y el cariño hecho costumbre,

Se inclinó por el suplicio de la pasión insensata;

Aún con la certeza que ardería palmo a palmo por siempre,

Eligió el fuego de una noche efímera, a morir en vida.

HAY VECES

 

Hay veces que me siento eufórica, valiente, digna

Es cuando me asalta la solidaridad por un extraño,

Impulsada por cambiar el mundo,

Por apostarle al hermano necesitado,

Por alcanzar una patria soberana.

 

Hay veces que estoy hastiada,

Es cuando no me entiendo ni yo misma,

Ni entiendo la mezquindad del mundo,

Tampoco entiendo el silencio cómplice,

El ansia de poder

Y el suplicio de las ballenas encalladas.

 

Y hay otras veces que me invade la locura

Y es cuando más feliz soy

Porque es cuando vivo enamorada de absurdos,

Entonces huyo de la censura de todos

Y me dejo atrapar en la pasión de tus ojos

En tus manos libidinosas,

En tus labios sedientos,

En tu voz apagada

Que grita mi nombre entre cuatro paredes.